La magia de contar historias

Tristán

3/11/20243 min read

Cierta escritora (ojalá supiera quién) dijo por 1983: "Hay algo en la narración de historias que... te llena de una especie de lujuria por compartir la palabra. Y creo que de eso se trata la escritura. Se trata de compartir la palabra, y la palabra es vida."

¿Cuándo fue la última vez que te sumergiste en una historia sin la mediación de una pantalla? En nuestra era digital, las narraciones orales pueden parecer un eco del pasado, pero su encanto y profundidad siguen siendo inigualables. Imagina por un momento, la calidez de una voz cercana contándote una historia, conectándote con siglos de tradición oral. Cada noche, mi hijo me pide no uno, sino hasta tres cuentos antes de dormir. En esos momentos, cuando nuestras voces llenan la habitación, nos alejamos del ruido del mundo para sumergirnos en un universo donde la magia y la imaginación reinan. Esta simple rutina nocturna es un recordatorio diario del poder inquebrantable de las historias compartidas.

Desde las épicas odiseas de Homero hasta las ricas fábulas de Esopo, las historias han sido la columna vertebral de culturas en todo el mundo, transmitiendo sabiduría, entretenimiento y valores a través de generaciones. Estas narraciones, con sus héroes y moralejas, no solo capturan la imaginación; se arraigan en nuestro ser, formando parte de nuestra visión del mundo. Con el tiempo, cada cultura ha adaptado estas historias, tejiéndolas en el tejido de su propia historia, demostrando que la narración oral es una forma de arte atemporal que se reinventa constantemente.

La narración oral es un puente entre corazones y mentes. Un estudio de la Universidad de Princeton, dirigido por el Dr. Uri Hasson, descubrió que durante la narración de historias, la actividad cerebral del narrador puede reflejarse en la del oyente, creando una sincronización única. Este fenómeno no solo fortalece los lazos sociales, sino que también fomenta una comprensión más profunda de las experiencias y perspectivas ajenas.

La narración oral nos desafía a escuchar de verdad, a captar no solo las palabras, sino también los silencios y las emociones que las envuelven. Esta práctica afina nuestras habilidades comunicativas, haciéndonos más atentos a los matices del lenguaje y más sensibles a las necesidades de los demás. La escucha activa implica no solo oír las palabras, sino también interpretar el tono, reconocer los gestos y comprender las emociones subyacentes. ¿Cuándo fue la última vez que escuchaste, realmente escuchaste, una historia con todo tu ser?

A pesar de la prevalencia de la tecnología, o quizás debido a ella, estamos presenciando un renacimiento en el aprecio por las formas de entretenimiento más personales e íntimas. Podcasts como "Cuentos para irse a Dormir" en castellano están encontrando un público entusiasta, tanto entre adultos como entre niños, al hacer que la narración oral sea accesible a una audiencia global. Estos formatos modernos no solo preservan la esencia de la narración tradicional, sino que también demuestran que la sed de historias bien contadas es universal.

Contar historias a mi hijo durante su tierna infancia, una época llena de juego e imaginación, me llena de una satisfacción inmensa. En estos momentos, aún no se enfrenta al bombardeo de noticias sobre conflictos, desastres o adversidades, ya sea en nuestro país o en otros lugares del mundo. Aún desconoce lo que significa perderlo todo en un incendio, como ocurrió en Valencia; su mundo está libre de maldad, tanto en palabras como en acciones. Es un niño que simplemente necesita jugar, explorar y crecer. ¿Y qué mejor manera de desarrollar su inteligencia y habilidades que sumergiéndolo en un mundo de aventuras donde todo es posible con solo imaginarlo? Con el tiempo, se integrará en una sociedad "adulta" y descubrirá lo que la vida le tiene reservado. Por ahora, prefiero nutrir su mente con cuentos en lugar de exponerlo a una pantalla que muestra a otros niños divirtiéndose mientras él permanece pasivo, sentado en el sofá o en su habitación, mirando un móvil o una tablet.

La magia de contar historias